La sangre derramada por el dolor recorría mis sueños, que se transformaban en pesadillas.
La sangre hacía un camino largo y duradero. Del cual me levantaba y me caía, una y otra vez.
Esa sangre que tanto me hizo sufrir.
Esa sangre que tanto me hizo llorar.
Esa, esa… es la sangre que recorrió en ti.
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