Lejos, detrás de las rocas, lo veo. La luz me céjese los ojos. Veo su figura alta. Sigo caminando, hasta que la distancia se hace más corta. Escucho su voz, potente y clara. Sigo, sigo y sigo hasta que llego a su lado.
La luz es impactante, pero con los minutos te acostumbras.
Me siento a su lado, y escucho sus sabias y maravillosas palabras.
El mundo sigue girando, sin embargo no te das cuenta. Porque las elegantes palabras, de éste buen amigo, son para escucharlas y reflexionarlas. Tu mente queda concentrada. Tú quieres seguir escuchando. Tú quieres seguir aprendiendo.
Este buen amigo, te escucha, te aconseja… Solamente, sigue la luz de tu corazón y encontraras a éste verdadero amigo.
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