El aire había cambiado…
Las flores de todas las formas y colores rozaban en mis piernas al caminar.
El mundo había cambiado…
Mi sonrisa acompañaba, las sonrisas que me hacían otros al pasar por tierras llenas de leyendas y mitos aventureros.
Yo había cambiado…
Mi mente, aguda y penetrante, exploraba los infinitos pensamientos vivaces que poseía.
Mi mente me ayudaba a ver el cambio que se proyectaba en el camino a la eternidad.
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