lunes, 31 de enero de 2011

El fin de una ciudad


Las madres llevaban a sus hijos al colegio, los ancianos esperaban que el banco abriera para cobrar la jubilación, los señores con trajes se dirigían a sus oficinas, los jóvenes dormidos y con pocas ganas entraban a la escuela, etc.
Toda la ciudad tenía el mismo ritmo de todos los días. Nada parecía haber cambiado.
La mañana trascurría normalmente. Nadie sospechaba que minutos después, todo iba a cambiar.
Los animales fueron los primeros en darse cuenta que algo estaba mal. Algunos perros ladraban sin parar, los gatos estaban inquietos, las palomas volaban de manera muy extraña, etc.
El viento empezó a soplar y las hojas de los árboles se empezaron a agitar. Las hamacas de las plazas se movían con mucha rapidez. La veleta de una iglesia empezó a girar. Las ventanas se movían de un lado a otro. Todo se empezó a mover. Nada quedó quieto. El viento era muy fuerte. Algunas personas salían a las calles, mientras que otros miraban por las ventanas.
Nubes, gordas y oscuras, se posaron sobre la ciudad. Luego la lluvia empezó a caer. Las gotas eran muy grandes. En menos de cinco minutos, las calles se inundaron. Rayos, potentes y bien cargados de electricidad, cayeron en diversas partes de la gran ciudad.
De pronto, enormes piedras del tamaño de pelotas de tenis cayeron del cielo. Sin embargo, algo más se unió a la tormenta. Lanzas de hielos, aproximadamente de un metro de largo, perforaron los autos estacionados. Incluso varias personas fueron traspasadas por estas.
Pájaros muertos se veían en todas partes. Las calles eran ríos de sangre.
La lluvia paró, pero vino lo peor. Un agujero enorme en medio de las nubes se formó. Se veía el cielo celeste. No obstante, todo era un engaño.
Un tornado impresionante, nunca antes visto. Arrazo con toda la ciudad. No quedó edificio en pie. Y eso, que eran de ladrillos muy resistentes. Pero para el tornado nada fue resistente. Nada, pero nada quedó en pie.
Paso el tornado y vino el terremoto. Fue tan espantoso que hizo una grieta de veinte kilómetros. Partió a la ciudad en dos. Después dio inicio a otra catástrofe.
La lava salió del fondo de la Tierra y tapó todo el lugar. Los cadáveres desaparecieron y se hicieron cenizas.
Esa situación, duró un día.  Fue el peor día de todos  los tiempos. Nada quedó en aquella ciudad. Lo curioso es que solamente fue en una sola ciudad del planeta. Los otros lugares quedaron intactos.
Los científicos de todo el mundo hasta el día de hoy, no le encuentran una explicación. Fue todo muy extraño.
Dicen que una persona sobrevivió. Según su testimonio dijo: “Al final de todo había una luz muy brillante y blanca en el horizonte que se llevó todas las almas al cielo”.
Esa persona nunca se dio a conocer. Pero dijo que todos saben su nombre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cronología de Julio Cesar

·           100 a. C – Nacimiento en Roma de Julio César. ·          82 a. C. – Escapa de las persecuciones de Sula. ·          81-79 ...